El perro posee dos párpados externos y el tercer párpado o membrana nictitante localizada internamente. La función fundamental de los tres es brindar protección al ojo.
Los párpados externos (superior e inferior) son los que cubren el globo ocular. A diferencia de los humanos, los perros solo tienen pestañas en el párpado superior. El tercer párpado es como una membrana, no tiene piel, y está localizado entre la córnea y el párpado inferior hacia el lado de la nariz.
Párpados superior e inferior
Al momento del nacimiento del perro los dos párpados externos se encuentran unidos casi en su totalidad. Después de 10 o 15 días se empiezan a separar. La unión es necesaria para que el ojo del animal termine su desarrollo. Durante este tiempo es posible que se desarrolle una infección que compromete la integridad del globo ocular.
Esta infección, conocida como oftalmia neonatal, es poco frecuente, sucede durante el parto y no hay forma de evitarla, pero si se detecta a tiempo se puede solucionar. En caso de presentarse vamos a notar que los párpados están abultados, rojizos e incluso hay una secreción purulenta saliendo de ellos.
Los problemas de los párpados se denominan entropión y ectropión. El entropión sucede cuando una parte o la totalidad del párpado se enrolla hacia adentro, hacia la córnea. Puede presentarse en cualquier raza, pero es más frecuente en el cocker spaniel, el chow chow, el bulldog inglés, el rottweiler, el shar-pei y el labrador.
El párpado invertido genera una irritación ocular que en casos graves puede producir una úlcera corneal. El ectropión, por su parte, ocurre cuando una parte o todo el párpado se enrolla hacia afuera y es más frecuente que suceda en el párpado inferior. Las razas con mayor predisposición a esta patología son el cocker spaniel, el basset hound, el gran danés y el San Bernardo. La conjuntivitis es el síntoma más común. Tanto el ectropión como el entropión se solucionan de forma quirúrgica cuando están produciendo algún daño.
Las pestañas también tienen alteraciones de tres tipos que dependen del sitio donde crecen y salen al exterior: triquiasis, distiquiasis y pestañas ectópicas.
Todas estas afecciones van a generar un aumento en el lagrimeo, ojo rojo, parpadeo más constante por el dolor y en los casos más graves conducen a úlceras corneales.
Cuando las pestañas están ocasionando problemas en la mascota la solución es quirúrgica. A lo largo del borde libre del párpado se encuentran las glándulas de Meibomio encargadas de producir una secreción sebácea (grasa). Es aquí donde se producen la mayoría de tumores benignos de los párpados, uno de los problemas más frecuentes en los perros viejos. Dependiendo del tamaño del crecimiento se presenta irritación, ojo rojo, secreciones y úlceras, si pasan mucho tiempo en contacto con la córnea. Cuando el tumor está produciendo estos síntomas la solución es quirúrgica. El problema puede ser recurrente.
Tercer párpado
La membrana nictitante o tercer párpado es un pliegue de conjuntiva situado en la parte más cercana a la nariz. Este pliegue tiene un cartílago en forma de T y una glándula lacrimal en la base de la T, que se encarga de producir el 30 % de las lágrimas.
El tercer párpado actúa como un “limpiaparabrisas” sobre la córnea ayudando a remover cuerpos extraños.
Normalmente solo se ve el borde, pero si usted nota que el tercer párpado está cubriendo el ojo de su mascota esto puede ser signo de que hay algún problema en el ojo como inflamación, úlcera corneal o algún cuerpo extraño y necesita atención médica. Uno de los problemas más comunes es el prolapso de la glándula del tercer párpado (ojo de cereza). Inicialmente se utilizan medicamentos antiinflamatorios para que regrese a su posición normal; en caso de no lograrlo o de que esté entrando y saliendo de su sitio original se debe realizar cirugía.
Hay ocasiones en las que se necesitan dos o tres intervenciones (común en la raza bulldog) para que la glándula no vuelva a salir. Es muy importante no cortarla durante el proceso porque se corre el riesgo de que la mascota padezca de ojo seco.
La presencia de tumores en esta membrana es poco frecuente, normalmente se ven como zonas de un color rojo intenso. El tratamiento es quirúrgico y en este caso también es posible que se vuelvan a presentar.
Cuando vea alguno de los síntomas o problemas descritos anteriormente consulte a su veterinario de confianza. Entre más rápido se aborde un problema, los resultados serán más satisfactorios. Tenga en cuenta que hay profesionales con mayor experiencia en el área de oftalmología y que un trabajo conjunto puede ser muy ventajoso.